Si hay una sensación que se está repitiendo estos días es la de incertidumbre. Llevamos más de un mes confinados y no sabemos con certeza ni como ni cuando terminará esta crisis sanitaria. Parece que las medidas de seguridad frente al virus en los entornos sociales y laborales vienen para quedarse durante un tiempo indeterminado. Por si fuera poco, algunos dicen que esto acaba de empezar y que la crisis socio-económica derivada de esta situación será peor todavía que la sanitaria. La verdad es que, resulta inquietante no saber a que nos vamos a enfrentar en un futuro por cercano que este sea.
En este escenario, la producción, venta y comercialización de alimentos sigue siendo necesaria y esencial. Como todo negocio, la industria alimentaria ha de mirar hacia delante para seguir avanzando. Es imposible predecir lo que pasará. Lo que si podemos es, intentar analizar lo que está ocurriendo con el consumo actual de alimentos y los desafíos que se están afrontando en las empresas alimentarias durante la crisis para, tratar aproximarnos a lo que se sucederá.
Son varias las tendencias que vienen irrumpiendo fuerte y que podrían consolidarse durante la crisis del coronavirus:
Teletrabajo
La necesidad de trabajar desde casa durante el confinamiento ha sacado a la luz definitivamente las fortalezas y debilidades de este sistema. Se prevé que este método de trabajo ganará su hueco definitivo en las organizaciones empresariales. Para ello se ha de contar en un futuro próximo con mayor formación, medios y flexibilización.

Automatización
Las actuales normas de seguridad laboral en materia de COVID obligan a las empresas a replantearse espacios y organizar tareas para cumplir con el distanciamiento social y las medidas de higiene necesarias. Estas actuaciones podrían producir cambios temporales o definitivos. En todo caso, la automatización de procesos favorece a las medidas de seguridad propuestas.
Digitalización
Si todavía había alguien que lo dudaba, la situación en la que vivimos le hará abrir los ojos. La Industria 4.0 es el presente de las industrias, grandes o pequeñas, en muchos sentidos. En este entorno tan cambiante nos permite trabajar en redes colaborativas, llegar a acuerdos y plantear situaciones sin necesidad de viajar o reunirse en persona. Por otro lado, puede ser capaz de procesar datos internos y externos (escucha activa al consumidor) de enorme magnitud. De este modo, las empresas tienen la posibilidad de adaptarse más y mejor a los nichos de consumo y las necesidades concretas del consumidor.
Sostenibilidad medioambiental y social
Desde hace que tiempo que la sostenibilidad viene siendo, o debiera ser, unos de los pilares fundamentales de las organizaciones. Parece apropiado repensar los términos, para que no sólo se hable de cambio de envases o de materiales de los mismos en las empresas de alimentación, si no también, del origen de las materias primas, la transparencia de los procesos y los verdaderos costes de los que se produce, económicos y medioambientales. La necesidad de establecer pedagogía y ofrecer información veraz y rigurosa al consumidor es evidente. El número de consumidores conscientes es cada vez mayor. Igualmente, se plantea la imperiosa necesidad de abarcar el ámbito social además del medioambiental. Situar al capital humano, por su capacidad de adaptación y flexibilización, en el centro de las actuaciones generará una importante cadena de valor en tiempos difíciles.

Soberanía alimentaria
El abastecimiento de alimentos está siendo garantizado gracias a todos los agentes de la cadena agroalimentaria. Es cierto que existen algunas excepciones debido a ineficiencias derivadas de la situación, pero no son críticas. Aun así, son muchas las voces que recuerdan la necesidad y el valor de una soberanía alimentaria. Además, es el momento de recordar la definición de seguridad alimentaria en su sentido más amplio ya que la COVID-19 plantea nuevas amenazas para los países vulnerables. Y el hambre figura entre ellas.
La inocuidad de los alimentos, dentro de esa seguridad alimentaria global, seguirá siendo una máxima. Todo apunta a ello aunque quizás se discutan matices de seguridad alimentaria versus sostenibilidad.
Cambio en las redes de suministro
El terrible virus que nos asola ha puesto al descubierto muchas de las carencias del tejido industrial europeo, con productos que somos incapaces de fabricar por nosotros mismos, o que no hacemos desde hace mucho tiempo por motivos económicos. En el caso de la industria alimentaria, es probable que se dialogue sobre la compra del cartón o los plásticos procedentes de zonas alejadas del globo.
Canales de comercialización
La venta directa y el e-commerce se afianzan a pasos agigantados en el mundo de la alimentación. Muchos productores de alimentos, al ver cerrados o limitados sus canales tradicionales, se han subido al carro del servicio a domicilio tan demandado estos días de confinamiento. Por su parte, el comercio electrónico gana muchos adeptos que ven en él una salida para satisfacer sus necesidades. Está por ver si, el aumento en ventas a través de internet, se consolida. Habrá que tener en cuenta la sostenibilidad, la eficiencia y la rentabilidad de la logística empleada.
A escala de comercio internacional, la posibilidad de que se creen mercados hiper regulados podría suponer un cambio muy importante para la compra venta de alimentos.

Consumo de productos locales
Otro claro aspirante a consolidarse como tendencia es el de los productos locales. Resulta que estos días tenemos más claro que nunca cuan afortunados somos de tener muchas de las cosas que nos rodean en este país. Los alimentos no iban a ser menos. Nuestro patrimonio gastronómico es inmenso y en el inventario de productos alimenticios de cada zona existen excelentes elecciones. El abanico será menor y puede que más caro, pero entendemos que merecerá la pena. En esta línea, se han creado numerosas plataformas (asociaciones o particulares) que te acercan los alimentos de tu zona directamente a casa.
Como ejemplo de nueva creación de canal de venta on-line y con servicio a domicilio de productos alimenticios en Asturias se ha creado:
Hostelería y su repercusión
El duro golpe que está sufriendo la hostelería también afecta a los productores de alimentos. Con su cierre se ha perdido una buena parte del volumen de ventas. En el caso de productos frescos y poco procesados el impacto es muy grande. En particular, en Asturias, los llagares productores de sidra han perdido su principal cliente. Le esperan muchos retos por delante a la restauración, pero también a la industria alimentaria que estará con ella.
Alimentos que serán demandados
Productos locales, sostenibles, reforzadores del sistema inmunitario, proteínas complementarias /alternativas a la carne, alimentos saludables, los derivados de una «nutrición personalizada» (salud preventiva y funcional), los básicos o esenciales y de bajo coste frente a los caprichos gourmet para satisfacer placeres culinarios domésticos. ¿En qué otros pensáis?.
Todas estas líneas no son más que un mero acercamiento a lo que podrá ser. Mientras tanto, proteger y valorar la industria alimentaria como actividad crítica nos parece fundamental.
Muchas de las ideas de este artículo han surgido de este webinar: